Elías Quijada
Carlos Enrique Peña Limón, un hombre visionario, pionero de la ciencia en el estado, falleció en pasado 23 de agosto, a los 83 años. En su andar por el mundo de la docencia fue apoyo, impulsor y pieza importante de reconocidos investigadores sonorenses, en especial del Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Dictus).
Durante su servicio docente en la Universidad de Sonora fueron varias las generaciones que pasaron por su salón, por su oficina; fueron muchas las horas impartidas en clases, experiencias y vivencias que quedarán guardadas en la memoria de quienes tuvieron la dicha de tenerlo como mentor y maestro. Sin duda, también un gran ser humano, amigo y un idealista de la cultura científica.
El fallecido profesor nació el 23 de marzo de 1937 en Hermosillo, Sonora. Para seguir con su meta de superación, viajó a la Ciudad de México para estudiar la Licenciatura en Ingeniería Química en la Universidad Nacional Autónoma de México; posteriormente, realizó su Maestría y Doctorado en Bioquímica-Ingeniería en la Universidad de Wisconsin.
Después de haber terminado su preparación, volvió a Sonora para dedicarse a lo que más le apasionaba: la docencia y la investigación-gestión de diferentes proyectos.
El doctor Peña Limón dejó huella en la historia de la Universidad de Sonora: fue fundador del Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, del cual fue director en dos periodos: 1963-1967 y 2003-2007.
También cumplió cabalmente las funciones de director de coordinación de programas y proyectos del Conacyt, durante el periodo 1973-1976, y delegado del Conacyt en el Noroeste de México, 1976-1978, y hasta la fecha de su partida fue integrante de la planta docente e investigador del Dictus y de la Licenciatura en Biología.
También fue miembro fundador del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), institución donde forjó a toda una generación de científicos; además, fue líder con gran capacidad para entusiasmar en temas relacionados con la ciencia y tecnología, pero, sobre todo, promover compromisos para el desarrollo.
Un soñador con los pies en la tierra
Gerardina Nubes Ortiz, docente adscrita al Dictus y quien fuera alumna del doctor Peña Limón, lo recuerda como un gran hombre, de las pocas personas que se desea su existencia y se aprende cada minuto al estar en su presencia. Un ser humano soñador, pero con los pies puestos sobre la tierra, queriendo cambiar el mundo, y en ese afán luchaba por cumplir sus metas.
“Sus charlas interminables, llenas de sabiduría, de aprendizaje en todos sentidos, pues podía partir desde el conocimiento científico, entreverar sus experiencias y terminar dándote un consejo de vida. Con ese hombre lleno de conocimiento y vivencias no te aburrías y quedaba la certeza de que al volver un encuentro había más que aprender”, contó.
Recordó que con su sola presencia imponía la toma de decisiones, su don de liderazgo promovía los compromisos para su desarrollo. “Soy un pequeño ejemplo de su formación: fue mi maestro, mi instructor, mi guía, consejero, un excelente compañero (más de 40 años juntos). Me honro de que me considerara su amiga. Fue un honor compartir con él tanto momento, hay mucho que reconocer de él”, dijo.
Forjador de científicos y de nuevas instituciones
De igual forma, el académico Arturo Israel Villalba Atondo, quien fuera su compañero en varios proyectos de investigación en el Dictus, comentó que al momento de su fallecimiento, el pasado 23 de agosto, aún tenía planes de la estructura de estudios a realizar en los próximos cinco años.
Particularmente, indicó, compartían un proyecto de investigación para modelar el comportamiento de contaminantes en la atmósfera a partir de los resultados de una investigación que llevó a cabo en el municipio de Cananea durante seis años. “Al momento de su fallecimiento deja al menos tres proyectos de investigación en el Dictus con financiamiento externo”, aseguró.
Villalba Atondo expresó que el querido profesor Peña Limón recibió su grado de doctor en un momento en que las instituciones y dependencias universitarias mexicanas estaban casi en su totalidad con personal sólo con nivel licenciatura. Ello lo convirtió no sólo en formador de científicos sino también en forjador de nuevas instituciones científicas en el país.
Luz perpetua y eterno descanso para el profesor Carlos Enrique Peña Limón
—o—
En memoria del doctor Carlos Enrique Peña Limón, Arturo Israel Villalba Atondo escribió el siguiente poema:
Dictus sin ti
Dictus sin ti, no lo entiendo no hay colores
Dictus sin ti, sólo encuentro sinsabores
Ya sin ti, todo es gris, todo es triste ya no hay nada
Su esplendor ya se acabó, sus pasillos son vacío
Sus sonidos se apagaron
Ya no existe tu presencia
Nuestro corazón se rompió
No se resigna a tu ausencia
Si mi Dios te separó
De nuestras vidas sin remedio
Es momento de aprender
A vivir sin tu consuelo
Dictus sin ti, sus espacios desolados
Dictus sin ti, las personas veo calladas
Ya sin ti, todo es gris, la alegría se ha ausentado
Marchaste, dijiste adiós, y en nuestra alma se quebró
La ilusión porque te fuiste
Buscamos tranquilidad
Que hoy no podemos hallar
Porque fuerte nos uniste
Sólo le pido a mi Dios
Que nos dé su complacencia
Para poder continuar
Y vivir sin tu presencia
Dictus… sin ti